Según creencias milenarias, principalmente provenientes de Asia, la vibración y el sonido de los cuencos son capaces de lograr resultados saludables sobre el cuerpo y la mente. Esto se corresponde con la idea de que todo lo existente vibra a una determinada frecuencia, y si se logra reproducirlas de modo tal que coincidan con las de los seres vivos se pueden afectar y lograr resultados beneficiosos. Estos instrumentos eran utilizados principalmente por las culturas de la región del Tíbet, en Asia central, siendo la única forma que se conocía para lograr semejante sonoridad. Hoy en día se utiliza el mismo fenómeno de la física en todos los parlantes gracias a la electromagnética y las cajas acústicas, aunque durante miles de años se utilizaron jarrones y cuencos. 

Hacer sonar correctamente estos instrumentos no es tan sencillo y se necesita algo de práctica, pero cuando se logra dominar la técnica el sonido que emanan es sorprendente, llegando a hacer vibrar las ventanas y todo lo que hay a nuestro alrededor producto del fenómeno de la resonancia, es decir, la coincidencia del estado de la materia que permite a los objetos vibrar a una misma escala de frecuencia. 

Meditación con cuencos en el espacio del Viejo Mercado.