En el día del jubilado entrevistamos a una abuela muy especial, Dorothea Wolf

Thea, como la conocen en Moisés Ville, ha realizado incontable cantidad de entrevistas a medios de todo el mundo debido a su particular historia de vida, ya que es una sobreviviente de la Alemania Nazi. Actualmente vive una vida tranquila en el pueblo que la refugió

Región 20 de septiembre de 2016 Esteban Ruiz Esteban Ruiz
Dorothea Wolf

Dorothea Wolf vive una vida muy tranquila en la localidad santafesina de Moisés Ville, muy lejos del pasado turbulento de la Segunda Guerra Mundial que debió experimentar. Sus raíces hebreas le habían costado todos los derechos y privilegios en su Alemania Natal, y es por ello que sus padres decidieron irse de Europa en 1938, sabiendo de lo que sobrevendría. Sin saber donde irían a parar, anclaron en Buenos Aires después de estar casi un mes tratando de cruzar el océano Atlántico, hasta que finalmente optaron por asentarse en la provincia de Santa Fe, donde encontraron una gran comunidad de orígenes judíos llegados hacía medio siglo, con los que podían entenderse mejor y llevar una vida de culto en libertad. 

Thea y sus hermanos en Alemania

Dorothea (abajo a la derecha) con sus hermanos en la Alemania Nazi, años antes de partir hacia Buenos Aires.

- ¿Cuantas entrevistas te hicieron a lo largo de tu vida? 

- La verdad ya no lo recuerdo, me han hecho tantas notas que últimamente desisto de ser entrevistada porque me resulta muy repetitivo. Una vez vino a mi casa un señor de Centroamérica para entrevistarme y yo no estaba muy de humor ese día, así que le regalé unas cintas de cassette que tenía de unas entrevistas anteriores y se fue muy agradecido. Actualmente soy una de las pocas sobrevivientes de aquellos tiempos que recuerda perfectamente todo, imagínate que tengo la cruz esvástica "grabada" en mi cabeza y por eso todos me piden que cuente mi historia. 

- ¿A que edad te fuiste de Alemania?

- En 1938, cuando yo tenía 11 años, mis padres ya se veían venir lo que finalmente sucedió con los campos de concentración. Fue entonces cuando decidieron irse del país, a través de una organización europea que se dedicaba a ayudar a los que escapaban de la guerra. Nos subimos a un barco el 1 de enero con una maleta cada uno y viajamos durante 26 días hasta Buenos Aires, donde estuvimos solo tres jornadas en una pensión hasta que nos reubicamos finalmente en Moisés Ville. 

- ¿Como fue que tus padres decidieron asentarse finalmente en Moisés Ville?

Cuando llegamos a Buenos Aires nos dieron dos opciones: comenzar una nueva vida en la provincia de Entre Ríos o en Santa Fe. Nosotros no conocíamos nada de Argentina y mi padre tuvo que salir a buscar gente que lo pueda guiar para tomar una decisión, hasta que durante una visita a una Sinagoga encontró unas personas que le recomendaron asentarse en Moisés Ville, ya que en Entre Ríos se nos iba a hacer más difícil porque era muy selvático y aquí ya había una comunidad judía con sus templos y bibliotecas hebreas. Cuando llegamos a Moisés Ville estuvimos unos días en una pensión hasta que nos dieron una casa, precaria pero casa al fin. También nos daban préstamos y nos brindaban alimento para que podamos progresar, todo gestionado por la organización que nos sacó de Europa.

Padres de Thea

Padres de Thea.

- ¿Que recuerdas de los años que viviste en la Alemania Nazi? 

- Como todos los chicos me juntaba a jugar con los vecinos del barrio, pero llegó un momento que mis amigos alemanes me decían que por favor no los mire porque sus padres les iban a pegar. En los recreos de la escuela nos trazaban una línea divisoria y no la podíamos cruzar, ni siquiera podíamos mirar a nuestros compañeros y teníamos que fijar la vista a la pared. Estábamos obligados a ir a clases y si no íbamos nos venían a buscar, pero en el aula no nos dirigían la palabra y lo único que hacíamos era estar sentados en el banco. En esa época ya comenzaban a llevarse a la gente en trenes hacia los barrios llamados Guetos y las peluquerías colocaban carteles en la vidriera que decían que no atendían judíos, no nos vendían manteca y nos insultaban por la calle. 

- ¿Tenías familiares cercanos en Alemania que no lograron salvarse de la guerra?

- Teníamos un tío hermano que pensaba vender todas sus pertenencias antes de huir pero no lo logró y terminó en un campo de concentración. También vivíamos con una tía abuela pero no la pudimos traer para Argentina porque era muy anciana, entonces mi padre la llevó a un hogar de ancianos, donde más tarde los nazis entraron y lanzaron a los abuelos por la ventana desde los pisos altos en las mismas sillas de rueda.   

Boda de Thea

Casamiento de Dorothea Zamory de Wolf.

Dorothea cuenta que todo lo que le tocó vivir con solo 11 años le sigue resultando difícil de digerir, pero siempre repite una frase que la ayuda a sobrellevar sus duros aunque valiosos recuerdos, y es que "en la vida hay que perdonar pero no olvidar".    

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