
Cómo proteger la piel de los rayos solares en veranos intensos
Región Oeste


La exposición prolongada sin las medidas de protección adecuadas puede desencadenar quemaduras, envejecimiento prematuro y, en casos graves, aumentar el riesgo de cáncer de piel.
El verano es sinónimo de días largos, actividades al aire libre y el placer de disfrutar del sol. Sin embargo, también es una época en la que la exposición a los rayos ultravioleta (UV) alcanza niveles críticos, especialmente en regiones donde las temperaturas suelen superar los 35°C.
Esto no solo aumenta el riesgo de quemaduras, sino que puede generar consecuencias a largo plazo para la salud de nuestra piel.
Cuidar la piel en esta temporada no es solo una cuestión de estética, sino también de bienestar general.
La radiación solar no perdona: desde manchas y arrugas hasta enfermedades más serias, su impacto puede ser devastador si no tomamos las medidas necesarias.
Afortunadamente, existen estrategias simples y efectivas para protegerse y disfrutar del verano sin preocupaciones.
1. Uso de protector solar: la primera línea de defensa
El protector solar es un aliado imprescindible. Se recomienda usar uno con un Factor de Protección Solar (FPS) de al menos 30, renovándolo cada dos horas, especialmente después de nadar o transpirar. Además, es fundamental aplicarlo 20 minutos antes de la exposición para que sea absorbido correctamente.
2. Ropa adecuada y accesorios
Optar por ropa liviana de algodón y colores claros ayuda a reflejar los rayos solares. Complementar con sombreros de ala ancha y gafas de sol con protección UV brinda una capa extra de resguardo para la piel y los ojos.
3. Hidratación constante
El calor extremo puede provocar deshidratación, afectando también la elasticidad y salud de la piel. Beber abundante agua ayuda a mantener la piel hidratada y resistente frente a las agresiones del sol.
4. Evitar los horarios críticos: el sol más peligroso
La radiación ultravioleta alcanza su punto más alto entre las 10:00 y las 16:00 horas. Durante este período, la exposición directa al sol puede ser altamente perjudicial.
Evitar actividades al aire libre en estas horas, o realizarlas en espacios sombreados, es una medida crucial para prevenir quemaduras y otros daños cutáneos.
Si no es posible evitar la exposición, buscar refugio bajo sombrillas, árboles o toldos, y combinarlo con otras medidas como el protector solar y ropa adecuada, reduce considerablemente el impacto negativo.
5. Productos con antioxidantes
Las cremas con vitamina C o E ofrecen una protección adicional al contrarrestar los radicales libres generados por la radiación UV. Incorporar estos productos en la rutina diaria de cuidado puede ser un gran complemento.
6. Tratamientos post-sol
Después de una jornada bajo el sol, es ideal aplicar cremas hidratantes con aloe vera o pantenol para calmar y reparar la piel. Estos productos ayudan a combatir la sequedad y a regenerar los tejidos.
7. Chequeos dermatológicos regulares: prevenir es clave
Realizar una consulta dermatológica al menos una vez al año debería ser un hábito para toda la población, especialmente en un país como Argentina, donde los veranos son cada vez más intensos y la exposición solar es frecuente.
Los chequeos permiten identificar de forma temprana problemas como manchas sospechosas o cambios en lunares que podrían indicar una lesión maligna.
Además, un dermatólogo puede asesorar sobre el tipo de protector solar más adecuado para cada tipo de piel y ofrecer recomendaciones personalizadas.


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