Fallas reproductivas: causas e impacto

Los sistemas intensivos requieren que todas las variables estén en su plena expresión de potencialidad. Una reproducción eficiente diluye los costos fijos de inseminación o padrillos y de las madres.

Argentina 16 de noviembre de 2013 María Florencia Godoy

 Existen numerosas causas que pueden derivar en fallas reproductivas. El primer paso consiste en reconocer el problema y realizar un exhaustivo diagnóstico de situación que permitirá tomar las medidas adecuadas y necesarias.

Las fallas reproductivas  impactan en la productividad y la rentabilidad porque el sistema contará con menos cerdos para vender. A su vez, las madres generan una improductividad ya sea por tener camadas menos numerosas, como por aumentar el intervalo entre partos.

Múltiples causas

Las fallas se pueden producen por anestros (ausencia de celos), repeticiones de celos, abortos, problemas de impacto estacional, ya sea altas temperaturas y la infertilidad estacional del otoño.

Las repeticiones de celo pueden presentarse a los 11 a 17 días post cubrición, siendo estas repeticiones tempranas. Pueden deberse a fallos en la detección de celo, cubriciones tardías, situaciones de stress, obesidad y micotoxicosis. Las repeticiones medias o tardías pueden obedecer a fallos en la fecundación por baja calidad de monta o servicio, sobre o sub alimentación y la entrada al otoño por el fotoperíodo negativo (acortamiento de los días).

Las repeticiones irregulares responden a muerte embrionaria que puede darse por fallos en la implantación, enfermedades infecciosas, altas temperaturas ambientales.

Más avanzada la gestación, pueden presentarse abortos, que también responden a múltiples causas: enfermedades bacterianas o virales, y de manejo: altas temperaturas, stress, peleas entre las cerdas, deficiente involución uterina y micotoxicosis.

Efectos estacionales

Controladas las condiciones sanitarias y de manejo, la mayoría de las fallas reproductivas se deberán a causas estacionales: altas temperaturas y efecto del otoño.

Las altas temperaturas llevan a una reducción en el consumo de alimento empeorando la condición corporal. Se produce una alteración en las hormonas reproductivas y disminuye la calidad espermática y la líbido en el macho.

El efecto del otoño produce una reducción en la actividad ovárica

Medidas a tomar

Como primer medida reconocer la situación. Detectar las fallas en el sistema e identificar las causas. Para ello es fundamental contar con registros con toda la información de las hembras.

Recorrer y visitar las instalaciones periódicamente, sobre todo en los momentos claves de la realización de tareas.

Para contrarrestar el efecto ambiental es importante proveer sombra adecuada en el caso de los sistemas a campo o semiintensivos, y en las producciones confinadas asegurar una correcta ventilación y confort.

En los casos de anestro debe asegurarse una correcta detección de celo, y si el problema persiste realizar terapia hormonal para estimular la actividad ovárica. Estimular correctamente a la hembra con la presencia del macho idealmente dos veces por día.

Otro aspecto importante es la adecuada selección de las hembras de reposición. Someterlas a un plan sanitario completo y respetar los criterios de cubrición de peso, edad y ciclicidad.

Con respecto a los machos, el 50% debe estar en el pico de su productividad, que se alcanza entre los 12 y 24 meses de edad. Para ellos también se aplica un adecuado plan sanitario.

Manejo e instalaciones

Los alimentos, las materias primas que componen la dieta, deben ser analizados y conservados en condiciones óptimas para evitar su deterioro y presencia de micotoxinas. Deben respetarse las normas de higiene y bioseguridad, y mantener a los animales en condiciones de confort y bienestar.

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