La ONU alerta sobre los impactos del covid19 en la Argentina

La pandemia de coronavirus en nuestro país tiene sus implicancias más allá de la salud. En su informe, la ONU alerta sobre el impacto. Repasamos los principales puntos en este informe

Argentina 01 de julio de 2020 MPB MPB
Informe covid19 de la ONU sobre Argentina
Informe covid19 de la ONU sobre Argentina

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) pone el acento en el impacto socioeconómico y ambiental, las mediciones de pobreza y las estimaciones sobre el mercado de trabajo. También respecto a la necesidad de una respuesta inmediata para los sectores populares. A su vez, se pronuncia sobre el incremento de la violencia machista y la destrucción humana de ecosistemas como base fértil para la propagación de nuevas enfermedades.

Según la ONU la respuesta exige un cambio de paradigma desde la política social.

La epidemia causada por el virus COVID-19 tendrá en la Argentina un impacto multidimensional. Afectará al total de la ciudadanía, a los distintos sectores de la economía y actores de la vida del país, al ambiente y los recursos naturales. El impacto no será homogéneo; dependerá tanto del estado previo a la pandemia y de la propia capacidad y resiliencia de cada uno de los involucrados, como del apoyo que se les brinde desde el mismo Estado, de las políticas que se implementen, y del compromiso solidario de los más diversos partícipes del desarrollo sostenible del país.

De esta manera da inicio el informe de las Naciones Unidades, denominado “Covid19 en Argentina: impacto socioeconómico y ambiental” que podrás descargar completo en esta nota.

Este informe fue elaborado sobre la base de las agencias, los fondos y los programas de la ONU en nuestro país, acompañado por el Banco Mundial y destaca el “impacto transversal, socioeconómico y ambiental” de la crisis y su consecuente efecto en los derechos humanos de los ciudadanos, hecho “que obliga a recalcular cualquier plan de desarrollo sostenible, revaluar prioridades y reasignar recursos”.

A raíz de la publicación de este informe de la ONU, el diario digital lavaca.org elaboró una nota con sus principales puntos, sobre el cual nos basamos para la elaboración de este artículo que te presentamos en Región Oeste.

El informe de la ONU se pregunta por la “dimensión temporal” del impacto, con la presunción de que esta etapa coyuntural debido al covid, se convierta en estructural. Esto es, que los nuevos pobres de esta crisis se conviertan en los nuevos pobres del país.

Como contrapartida de este planteo, la ONU destaca que Argentina cuenta con un “potencial inmnenso” de recuperación (entre recursos naturales y humanos).Como síntoma subraya el hecho de que el país tenga capacidad de producir alimentos para 400 millones de personas y de asistir de forma alimentaria a 11 millones.

Ingresa a este link para descargar el Informe-COVID-19-Argentina.pdf

De forma textual, indica que

“La crisis de COVID-19 ha exacerbado la vulnerabilidad y la discriminación hacia los y las menos protegidos/as de la sociedad, destacando profundas desigualdades económicas y sociales que requieren atención urgente como parte de la respuesta y recuperación, en especial las mujeres y hombres, niños, niñas, jóvenes y personas mayores, pueblos indígenas, personas refugiadas y migrantes.”

A manera de establecer un contexto en el que se suceden los hechos, el informe describe que el estallido de la pandemia se produce en un país que ya se encontraba afectado por una crisis alimentaria, sociosanitaria y productiva, que se combinan con la “contricción fiscal” para demandas básicas y la “compleja” negociación por la deuda externa.

Para su desarrollo, la ONU establece cinco grandes segmentos:

  • Estado de situación de la pandemia en Argentina.
  • Efectos económicos y sociales
  • Derechos Humanos
  • Perspectiva ambiental
  • Guías para la acción

El punto de partida

El inicio del estudio refiere al análisis geográfico de la cantidad de casos confirmados en la Argentina. Menciona la creación de 12 hospitales modulares y de la Unidad Coronavirus en el Estado, pero apunta:

El sistema de salud en Argentina presenta grandes desafíos, entre ellos, factores estructurales como la fragmentación del sistema, la dispar capacidad de los servicios de salud tanto en el nivel nacional como subnacional, y la gran cantidad de población adulta mayor, en especial en CABA (lo cual responde a la estructura poblacional). Además, presenta particularidades en el contexto de un sistema federal de gobierno, con diferencias sustantivas en el sistema sanitario de cada jurisdicción. Es importante destacar que adicionalmente se encuentran en curso dos brotes que ponen en tensión, junto con el COVID-19, al sistema de atención: dengue —con un récord de casos este año— y sarampión.

A respecto, advierte sobre los grupos poblaciones de adultos mayores, y quienes padecen enfermedades crónicas como diabetes, afecciones cardiovasculares o respiratorias. También refiere a las consecuencias en la salud mental de las personas y el riesgo que trae aparejado la no continuidad de tratamientos por la reducción del acceso a la consulta de salud mental ambulatoria. Iguales consecuencias se advierten en personas con VIH y las personas trans, por su dificultad en acceder a insumos básicos de alimentación y productos de higiene, además de los “grandes problemas habitacionales” que padecen.

La ONU contempla, además, la dificultad para la población refugiada y migrante de acceder al servicio de salud y el hacinamiento creciente en el sistema carcelario.

Sobre las comunidades de pueblos indígenas, alerta:

El acceso a los servicios de salud de estos pueblos en Argentina es limitado debido a la calidad de los servicios prestados y la estigmatización y discriminación que sufren. Todo ello genera más vulnerabilidad de estas poblaciones al coronavirus. La provincia del Chaco, que es la tercera provincia con más pacientes con coronavirus, tiene una amplia comunidad indígena y se han registrado contagios masivos en el barrio Qom de dicha provincia. Asimismo, en la provincia de Salta, aun existe una emergencia sociosanitaria que afecta a los/las niños/as indígenas, quienes deben ser hospitalizados o mueren debido a la desnutrición. La falta de acceso al agua limpia es otro desafío en esta área. Los esfuerzos para mitigar la pandemia deben prestar especial y diferenciada atención a estas poblaciones, fortaleciendo los mecanismos de llegada de las políticas públicas a los lugares en los que habitan, reforzando obras de saneamiento, entre otras, y asegurando la participación de los pueblos indigenas en las medidas que los/las afecten.

Gráfico 2.1 Pobreza

Pobreza, trabajo y asistencia

La crisis a raíz del freno en la economía que significa la pandemia por covid19, se grafica según la ONU mediante un triple shock económico:

  • uno de oferta (por las medidas de aislamiento social)
  • uno de demanda (por los menores ingresos por la paralización de la actividad económica)
  • uno financiero (por los problemas de liquidez que enfrentan las empresas, especialmente las pequeñas y medianas)

El cuadro se completa con el impacto de la crisis global. Transcribimos, textualmente, algunos pasajes del informe de Naciones Unidas que refieren a este punto:

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la combinación de estos factores excepcionales llevará a que la economía argentina caiga un 8,2% en 2020 si la pandemia se controla, y hasta un 10% en caso de que se registre un segundo brote de coronavirus en el país.

En el segundo semestre de 2019, la pobreza afectaba al 53% de los/las niños/as, y podría escalar al 58,6% hacia fines de 2020.

Por su parte, la pobreza extrema podría llegar al 16,3% hacia el final de 2020. En términos de volúmenes de población, implicaría que entre 2019 y 2020 la cantidad de niñas, niños y adolescentes pobres pasaría de 7 millones a 7,76 millones; la pobreza extrema, de 1,8 a 2,1 millones. El análisis realizado muestra fuertes desigualdades. La incidencia de la pobreza aumenta significativamente cuando niñas, niños y adolescentes residen en hogares donde la persona adulta de referencia está desocupada (94,4%), con un trabajo informal (83,9%), con bajo clima educativo (92,9%), son migrantes internacionales (70,8%) o con jefatura femenina (67,5%).

De acuerdo con las proyecciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) realizadas en base a distintos escenarios de caída del PIB, se perderían entre 750.500 y 852.500 empleos en Argentina en 2020.

Por su parte, los Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo establecen,

en los meses de marzo y abril de 2020, se registraron caídas de aproximadamente el 3% anual en el empleo privado registrado en empresas de más de 10 trabajadores. Esta es la mayor caída de los meses de marzo y abril desde el año 2002.

Al respecto la ONU destaca la batería de medidas implementada por el Gobierno:

  • prohibición de despidos
  • Programa de Asistencia al Trabajo y Producción (ATP)
  • Ingreso Familiar de Emergencia (IFE)
  • aumento en fondos de obras de infraestructura, educación y turismo
  • créditos blandos

Argentina cuenta con legislación para protección del trabajo, negociación colectiva, mecanismos de protección social contributivos y eso se destaca en el informe. No obstante, estas herramientas cubren fundamentalmente a la masa asalariada “formal”.  En tanto, el actual shock económico afecta sobre todo al sector informal y cuentapropista, dejando “en una situación de desprotección a un gran porcentaje de las personas trabajadoras del país”.

Para la Encuesta Rápida liderada por UNICEF el sistema de protección social en Argentina evidencia una alta cobertura:

El 35% del total de hogares ha recibido alguna transferencia de ingresos: es decir, 2,1 millones de hogares que representan 9,4 millones de personas. El 22% de los hogares encuestados afirmaron haber accedido al IFE, el 28% al bono extraordinario por la AUH, el 2% recibió el bono de jubilación y el 19% accedió a la tarjeta Alimentar u otros mecanismos de apoyo alimentario.

Gráfico 2.2 Protección-social

¿Y en los barrios populares qué?

A pesar de ser uno de los países más urbanizados de la región, Argentina cuenta con más de 4.400 barrios populares (villas y asentamientos informales), donde al menos 4,2 millones de personas (10% de la población total) viven sin acceso formal a los servicios básicos y con un alto índice de pobreza e indigencia. De acuerdo al Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP):

 

  • el 88,7% de los mismos no cuenta con acceso formal al agua corriente;
  • el 97,85% no tiene acceso formal a la red cloacal;
  • el 63,8% no cuenta con acceso formal a la red eléctrica,
  • y el 98,9% no accede a la red formal de gas natural.

Y apunta este Registro:

Resulta preocupante que el 40% y casi el 70% de la población es menor a 15 y 29 años, respectivamente. Por otra parte, casi el 70% de ellos tienen más de 20 años de antigüedad, lo que supone consecuencias intergeneracionales a largo plazo. Al mismo tiempo, de acuerdo a las estimaciones realizadas a partir de datos oficiales, la tasa de pobreza monetaria por impacto de la cuarentena en hogares de barrios populares donde residen niñas y niños superaría el 90%. Alrededor del 40% de los barrios y del 50% de sus habitantes se encuentran en la provincia de Buenos Aires, donde unas 345.000 familias viven en 1.450 poblamientos con alta vulnerabilidad social.

Violencia de género

“La violencia contra las mujeres también constituye una situación preocupante que se agrava en contextos de aislamiento social como el actual”, detalla la ONU. El informe hace referencia al Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, que comunicó que a partir del 20 de marzo, el promedio diario de llamados recibidos por la línea telefónica 144 superó en un 39% al de los días anteriores.

Asimismo, durante el período de aislamiento se han incrementado los femicidios: entre el 20 de marzo y el 16 de abril hubo 21 femicidios en el país. Por esta misma razón, el Gobierno sumó otros canales de comunicación, como mensajería instantánea (WhatsApp) y personal especializado, entre otras medidas.

El portal de noticias lavaca.org señala que, a la fecha el Ministerio ejecutó menos del 27% de su Presupuesto, y la mayoría fue para pagar remuneraciones y “gastos menores”, según  la respuesta que recibieran, a raíz del pedido de información pública que realizaron.

El informe de la ONU también advierte sobre “tomarse con cautela” cualquier encuesta teléfonica sobre el tema debido a que puede generar subreportes. En muchos casos, el agresor convive en el mismo hogar y se encuentra presente al momento de realizar la encuesta, por tanto las respuestas estarán condicionadas.  Para las Naciones Unidas, el desafío es mayor en casos de violencia intrafamiliar. Aun así, los datos indicaron que en el 2,4% de los hogares (142.000 hogares) las mujeres reportaron sentirse agredidas o maltratadas verbalmente. Una proporción sensiblemente menor, del 0,13% (7.992 hogares), declara haber sufrido agresión física, en el 72% de los casos por parte de las parejas. En el 86% de los casos no se tomaron acciones.

En lo que a genero respecta, también existen las “repercusiones secundarias”, como el hecho de que las mujeres continúan siendo las más afectadas por el trabajo de cuidados no remunerado:

En contextos normales, en Argentina las mujeres destinan en promedio 6,4 horas diarias a actividades domésticas y de cuidado, mientras que los varones declaran invertir 3,4 horas. El aislamiento obligatorio genera una sobrecarga de trabajo a las mujeres.

Gráfico 2.5 Mayor-sobrecarga

Para la ONU

 El brote de COVID-19 afecta de modo diferente a las mujeres y a los hombres, y puede exacerbar las disparidades previamente existentes asociadas al género. Según la Encuesta Rápida de UNICEF, el 51% de las mujeres entrevistadas mayores de 18 años expresó que, durante el aislamiento social, ha sentido una mayor carga de las tareas del hogar respecto al período previo. Las causas de la sobrecarga son la limpieza de la casa (32%); la tarea de cuidados (28%); la preparación de la comida (20%) y la ayuda con las tareas escolares (22%).

Gráfico 2.9 Tareas-de-la-casa

Lo cultural también se ve afectado

De acuerdo a los dichos de la ONU en su informe, todavía no se cuenta con información oficial sobre la manera en la que se ve afectado el sector cultural por el coronavirus. No obstante, fueron elaboradas una serie de medidas que anticipan el impacto negativo.

Más allá de destacar las medidas de ayuda económica tomadas desde el Ministerio de Cultura, describe el impacto negativo:

 Del mismo modo, salas de cine, teatro y otros espectáculos culturales de CABA cerraron sus puertas, medida que se fue repitiendo en las distintas provincias, especialmente desde que se decretó la cuarentena total en el nivel federal. Más allá del impacto social y emocional que todo esto conlleva, la clausura de museos, centros e instituciones culturales y la imposibilidad de realización de espectáculos con público empeorará la situación de precariedad y vulnerabilidad económica de artistas y creadores/as, en su mayoría monotributistas. Del mismo modo, pondrá en peligro el empleo y la supervivencia de pequeñas empresas dedicadas a las industrias cultural y creativa. En el sector, el empleo cultural alcanzó los 305.292 puestos de trabajo en 2018, lo que supone el 1,8% del total del trabajo privado del país.

Y contextualiza señalando que

a nivel macroeconómico, la cultura en Argentina genera un valor agregado de más de 200.000 millones de pesos, lo que supone alrededor del 2,5% del valor agregado del país.

 

Nuestro ambiente, una vez más afectado

Con la pandemia, entre las pocas actividades que no cesaron en la Argentina se cuentan las extractivistas. El informe de la ONU no profundiza sobre el tema pero comenta

En 2016, un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) analizó los problemas emergentes globales desde la perspectiva ambiental. Este anticipó que las enfermedades provenientes de la zoonosis podían causar pandemias, con pérdidas económicas que podían llegar a los varios trillones de dólares. Dicho informe identificó, además, que el coronavirus asociado al síndrome respiratorio agudo severo (SARS) podría fácilmente causar una pandemia global, debido al tráfico ilegal de especies silvestres vivas. La actual pandemia viene a recordarnos el vínculo de la salud humana con la de la naturaleza, y la importancia de mantener el equilibrio de los ecosistemas para evitar situaciones de emergencia como la del presente. La conducta humana está llevando a una pérdida severa de la biodiversidad, cambiando la interacción animal-humano y distorsionando los procesos del ecosistema que regulan la salud planetaria y controlan muchos servicios de los que dependemos. En un país cuyo índice de urbanización asciende a casi el 95% de la población, es importante destacar que recientes estudios globales indican que los mayores índices de mortalidad por COVID-19 se dan en las ciudades con los peores índices de calidad del aire.

Pensar de otra manera para que algo cambie

Cuadro 5.1 MEdidas-emergentes

El informe concluye indicando que

Todo lo que hagamos durante esta crisis y después de ella deberá centrarse en la construcción de economías y sociedades más equitativas, inclusivas y sostenibles, y que sean más resistentes a las pandemias, al cambio climático y a los muchos otros desafíos mundiales a los que nos enfrentamos. Lo que el mundo necesita ahora es solidaridad. Con solidaridad podemos derrotar al virus y construir un mundo mejor.

Para la ONU la respuesta del Estado necesitará ser “multidimensional, amplia y coordinada” y así considerar la diversidad de sectores y grupos poblacionales que componen la sociedad argentina.

Si bien la pandemia es una crisis sanitaria, su abordaje no depende solamente del Ministerio de Salud, sino que debe ser encarado por un comité multidisciplinario de expertos/as.

FUENTE: https://www.lavaca.org/

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