Frente a la segunda ola de Covid-19 en Europa, cierran todo menos las escuelas

Alemania y Francia anunciaron nuevas medidas en coincidencia con las tomadas por Italia y España, para limitar el movimiento de las personas pero sin llegar al confinamiento total de marzo y abril. Intentan evitar el impacto económico en economías ya dañadas por las restricciones de comienzo de año. Por este motivo muchos países no cerraron sus comercios, a pesar del aumento de casos, hospitalizaciones y muertes.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció ayer un nuevo confinamiento nacional para frenar el aumento de casos a partir del viernes y señaló que, al menos, se extenderá hasta el 1 de diciembre.

En su discurso, Macron indicó

El virus circula en Francia a una velocidad que ni siquiera los pronósticos más pesimistas habían previsto.

En lo que respecta a los bares, restaurantes y negocios no esenciales cerrarán. Lo que hace diferente a este confinamiento, respecto al de comienzo de año es que las escuelas permanecerán abiertas.

Los gobiernos se rehúsan a cerrar las escuelas por las potenciales consecuencias. En todo el mundo fueron 1200 millones de niños en 190 países los que debieron dejar de concurrir a las escuelas durante un momento. De ese número, al menos el 30% no tuvo acceso para continuar las clases de modo remoto. Este hecho, como declaró Unicef en su informe de finales de agosto, provoca una "emergencia educativa a nivel mundial".

En recientes declaraciones al diario La Nación, Margarete Sachs-Israel, asesora de Educación de Unicef señalaba

El cierre de la escuelas no solamente impide aprender sino que expone a la infancia a mayores riesgos, como por ejemplo abusos, trabajo infantil, trata de personas, enfermedades, desnutrición y también expone a las familias a situaciones de mayor estrés. En las crisis, la educación no sólo sirve para aprender sino también para mitigar todos estos riesgos. Por lo tanto, estamos diciendo desde Unicef que la educación debe figurar como una prioridad en todos los planes de respuesta del estado y se deben evitar los cierres, al menos generalizados.

El cierre y reapertura de las escuelas en Europa y otras regiones del mundo hace tiempo que es tema de debate en este año. Mientras Unesco y Unicef, entre otros organismos, vienen presionando para establecer como prioridad máxima el regreso a las clases presenciales; los gobiernos ven obstaculizada la concreción de esta medida por la falta de recursos y el temor a un disparo en el número de contagios.

Y es por eso que una vez que los estudiantes regresaron a la enseñanza presencial, fue muy difícil dar marcha atrás. En el continente europeo, todos los países mantienen abiertas sus escuelas (en Letonia, Rumania, Bosnia y Herzegovina y Macedonia del Norte están parcialmente abiertas según el rastreo de Unesco). Incluso Irlanda, que el 22 de octubre entró en cuarentena casi total durante seis semanas por el rebrote, dejó fuera de la nueva batería de restricciones el cierre de escuelas. Por su lado, Bélgica, que registró esta semana la media más alta del continente de casos en 14 días por cada 100.000 habitantes y en donde el viernes se debería anunciar un nuevo endurecimiento de las restricciones, descartó el regreso a la modalidad virtual.

La canciller alemana, Angela Merkel, acordó con los líderes estatales un confinamiento parcial que provocará el cierre de bares, restaurantes, cines, instalaciones deportivas y ferias comerciales del 2 al 30 de noviembre, pero que no incluirá el cierre de escuelas. Sólo no habrá clases presenciales en dos distritos muy afectados en Baviera que ya han vuelto cerrar.

En Italia, la escuela primaria seguirá siendo presencial y la secundaria deberá funcionar en forma remota, al menos un 75%.

El rol de los niños en la pandemia

Hasta el momento, la evidencia indica que los niños son menos vulnerables que los adultos y otros grupos de riesgo ante el virus, a la vez que juegan un rol menor en la propagación. Al respecto, el director de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) comenta que

Mantener abiertas las escuelas ha de ser prioritario. Hemos visto que la transmisión por los niños es muy inferior a lo que creíamos basados en la dinámica de la gripe.

De hecho, estudios agrupados en un artículo publicado en septiembre en Pediatrics, la revista oficial revisada por la Academia Estadounidense de Pediatría, llegaron a esa conclusión. Entre los estudios señalados, el de la Facultad de la Escuela de Medicina de la Universidad de Ginebra rastreó los hogares de 39 niños suizos infectados con Covid-19, revelando que solo en tres (8%) era un niño el caso índice sospechoso, con síntomas anteriores a la enfermedad en los contactos adultos en el hogar.

En China, el rastreo de contactos de investigadores demostró que de los 68 niños con Covid-19 ingresados en el Hospital de Mujeres y Niños de Qingdao del 20 de enero al 27 de febrero de 2020, el 96% eran contactos domésticos de adultos previamente infectados. Y en otro estudio de niños chinos, nueve de cada 10 niños ingresados en varios hospitales provinciales fuera de Wuhan contrajeron Covid-19 de un adulto, con solo una posible transmisión de niño a niño.

En igual sentido, un estudio francés, da cuenta de que un niño con coronavirus expuso a más de 80 compañeros en tres escuelas a la enfermedad y ninguno la contrajo. Y en Nueva Gales del Sur, nueve estudiantes infectados y nueve miembros del personal de 15 escuelas expusieron un total de 735 estudiantes y 128 miembros del personal a la Covid-19 y solo se produjeron dos infecciones secundarias, una transmitida por un adulto a un niño.

En contrapartida a todas estas evidencias, un estudio publicado en octubre, resultado de un ambicioso proyecto de rastreo de contactos que involucró a más de 3 millones de personas en la India, indica justamente lo contrario respecto a la premisa de que es poco probable que los niños contraigan el coronavirus.

En declaraciones a CNN el líder del estudio, Ramanan Laxminarayan, del Centro de Dinámica, Economía y Política de Enfermedades de Nueva Delhi, y también de la Universidad de Princeton, sostuvo

 descubrimos lo contrario. Se están infectando en cantidades significativas.

El equipo, en su informe publicado en la revista Science, escribió 

si bien se ha debatido el papel de los niños en la transmisión, identificamos una alta prevalencia de infección entre los niños que fueron contactos de casos cercanos a su edad.

No obstante, los investigadores aclaran que los principales superpropagadores son los jóvenes.

El caso de Israel, da cuenta de que la reapertura temprana de escuelas combinada con una ola de calor que obligó a los profesores a cerrar las ventanas y prender los aires acondicionados provocando el mayor brote de casos que el país ha visto desde el origen de la pandemia. A raíz de ello, el gobierno ordenó en septiembre un nuevo confinamiento general que incluyó el cierre de escuelas.

Texto base: La Nación - María del Pilar Castillo